Hay días puntuales que vienen a recordar la importancia de las cosas sencillas y a la vez más importantes de la vida. Al igual que en nuestros cumpleaños celebramos haber recibido vida, seguir creando vida en cada inhalación y dar valor a haberle ganado un año más de experiencias y aprendizaje…. estos días pasados en los que San Valentín resonaba en comerciales y en nuestros buzones de entrada; celebramos la frecuencia del amor, que nos recuerda que somos amables y merecedoras de amor, de cuidado, de respeto , de reconocimiento…. Esta frecuencia se activa no sólo regalando rosas rojas; sino regalando un abrazo, unas palabras bonitas, una atención a alguien importante para nosotras… todo esto despierta a nuestra hormona amorosa llamada oxitocina.
La oxitocina es una hormona que cumple varias funciones, es ella quien nos conecta con los demás, la que nos inyecta esa fuerza que da forma al afecto, a la reproducción y la lactancia, al amor en todas sus formas . Ella es la que activa nuestra conducta más social haciéndonos más empáticos, confiando, siendo generos@s o despierta nuestra búsqueda de contacto físico. Es en este contacto físico en los que también se expresa liberándose en nuestras relaciones eróticas, no solo en nuestros orgasmos , sino en el abrazo, ese piel con piel, esa mirada de deseo, ese sentirnos querid@s…..
Esta hormona por lo tanto es una de las esenciales para recrear en nuestro cuerpo la capacidad de estar «en amor», esa sensación de apertura, empatía, confianza, amabilidad, sensación de merecimiento, deseo de con-tacto…. al liberar oxitocina entraríamos entonces en un estado amoroso, ese estar «en amor» que cambia nuestra forma de ver y relacionarnos con el mundo.
La recreación de este estado amoroso ha recibido especial atención en los últimos años en los que se ha descubierto la frecuencia del amor: 528HZ .
«cuando vivimos en la vibración del amor, nuestra energía resumira en una alta frecuencia y expresamos las cualidades de la compasión, el perdón, la tolerancia, el respeto, la generosidad, la alegría, la paz, todo lo que inspira, empodera y realza la vida. La vibración del amor nos eleva a un estado de conciencia más alto y nos libera de los pensamientos, sentimientos y acciones que nos minimizan y nos victimizan. Se han ido cualquier temor neurótico, culpabilidad, juicio, codicia, envidia, arrogancia, y la obstinada necesidad del ego de tener razón. «Las vejaciones del espíritu» pierden su poder sobre nosotros. Libres del bagaje de negatividad y de pensamiento limitado, comenzamos a sentirnos más ligeros y brillantes. Nos convertimos en el imán que atrae nuestro bien «.
Dr. Shirley Marshall
Suena bien, ¿verdad? Pero ¿Cómo entramos en la frecuencia del amor? ¿ Cómo despertar estas sensaciones en tu corazón y transformar esos días en los que parece que el universo se ha aliado contra ti?
Practica amor, entrena esta capacidad interna, pues es en nuestra capacidad de amar , de entregar amor y abrirnos a recibirlo donde se encuentra la llave a la plenitud, la satisfacción y a las relaciones saludables en las que nos relacionamos desde esta frecuencia y no desde la de nuestras heridas emocionales.